Durante los últimos años
el precio de la vivienda se ha disparado principalmente en todas las grandes
ciudades del mundo, Berlín, Londres, Nueva York, Barcelona, Madrid… Numerosos
medios de comunicación y políticos han echado la culpa a los especuladores
internacionales, fondos buitre y a la avaricia de los dueños de las viviendas.
Dichas acusaciones no
son más que falacias que buscan ocultar una verdad incómoda para los políticos.
Para empezar esos supuestos grupos financieros internacionales que viven de la
especulación no poseen ni el 10% del parque de viviendas por lo que su poder de
influencia en el precio es mínimo. El problema es únicamente de oferta y
demanda. Si juntamos una mayor demanda de vivienda en régimen de alquiler con
la rígida oferta que hay (debido a las numerosísimas trabas para la
construcción de nueva vivienda) tenemos como resultado un incremento del
precio.
Por tanto los esfuerzos
de los alcaldes de estas ciudades en controlar los precios vía intervención no
hacen más que agravar la situación haciendo más rígida aún la oferta y fomentando
la reducción de vivienda disponible y el nacimiento de un mercado negro.
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