lunes, 28 de septiembre de 2020

Respuesta del Ministro de Consumo a la Comisión de Peticiones

Esto es la contestación de nuestro Ministro de Consumo.
Desde ANVIFA evitamos comentarla.
Seguimos intentando reunirnos con él y explicarle en profundidad lo que no le han explicado ni la delegación de su partido en Bruselas ni PETI.

(La tenemos hace unos días pero no la hemos podido publicar antes por cambios en Blogger)





 




martes, 31 de marzo de 2020

CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO


            Mucho se ha teorizado sobre las posibles causas de la caída del imperio romano, el cristianismo, el freno de las conquistas, la presión de los pueblos bárbaros, la disminución del número de esclavos… Y aunque todos estos factores tuvieron cierta influencia en la caída de roma ninguno tuvo más impacto que el estado del bienestar.
“Panem et circenses” pan y circo era el lema de los gobernantes en Roma, para tener a la gente contenta y que les apoyaran. El trigo se repartía en la annona y el circo se hacía un día sí un día no. Esto arruinó masivamente a los agricultores romanos incapaces de competir, además ¿Quién iba a estar trabajando el campo 10 horas diarias si se repartía la comida gratis en Roma? Esto produjo un fenómeno de migración hacia Roma sin precedentes cuya población creció exponencialmente, haciendo cada vez más difícil su mantenimiento.
          Entonces a los gobernantes ante la falta de recursos en las arcas del estado se les ocurre reducir la cantidad de oro de las monedas, pero el aumento de oferta monetaria no tiene ningún efecto salvo el del aumento de los precios, haciendo incluso peor las ya paupérrimas cuentas de la hacienda romana. Así que a partir del siglo III d.C se empezó a poner precios máximos a los productos, causando como no una disminución en la oferta y agravando aún más la situación.
          Así pues al final del Imperio los gobernantes atacando los síntomas y no las causas, prohíben abandonar las tierras, quedando los campesinos adscritos a la tierra siendo el comienzo de la servidumbre feudal.Empezando entonces la Edad Media, finalizando una de las épocas más prósperas de la humanidad por causa del estado del bienestar, la inflación y la política intervencionista del Estado.
        Esto nos demuestra que frágiles son las instituciones y que no todo el transcurso de los seres humanos ha sido un continuo progreso si no que se puede dar marcha atrás.

EL GRAN ESTADO

             El Estado entendido como una organización política constituida por un conjunto de instituciones burocráticas estables, a través de las cuales ejerce el monopolio del uso de la fuerza aplicada a una población dentro de unos límites territoriales establecidos. Nunca fue como ahora lo conocemos. Los estados modernos tal y como los concebimos hoy día tienen su origen en el siglo XIX, con las revoluciones liberales que propugnaban el abandono del antiguo régimen para dar lugar a sistemas más o menos democráticos, inspirados en pensadores como Rousseau, Locke o Montesquieu.
         Estos incipientes estados modernos pronto se encontraron con una disyuntiva, el límite del mismo. En un primer momento su función sería la de proporcionar seguridad tanto a nivel interno como externo además de ser el cuerpo regulador de las leyes y el encargado de hacerlas cumplir. Pero pronto fue ganando más y más competencias a lo largo del siglo XIX, educación, seguro de desempleo, jubilación…  En un principio puede parecer hasta insensato el estar en contra de tan importantes “derechos ganados”, el problema es que dichos derechos tienen precio que lo acaba pagando con impuestos y gravámenes la población reduciendo cada vez más su capacidad de elegir. Por tanto dichos derechos no son más que ataduras que esclavizan más y más a los ciudadanos haciendo que solo unos pocos, las clases más adineradas las únicas con margen para elegir determinados servicios.
           Esta afirmación puede sonar contraproducente pues quienes propugnan un estado más grande son los que se autoproclaman defensores de los desfavorecidos, pero ¿quién se puede permitir tener un plan de pensiones privado, un seguro de salud privado y en general salirse de los servicios prestados por el Estado? Efectivamente las clases pudientes. A lo que los “defensores de los pobres” responderían que menos mal que el estado puede cubrir esas necesidades que sino los desfavorecidos no tendrían ni eso. Esa aserción no solo es falsa sino que es tremendamente peligrosa, si el estado rebaja sus prestaciones aumenta el poder adquisitivo de la población haciendo innecesaria esos servicios, porque además, por definición el sector privado es más eficiente pues al estar regido por criterios de mercado esta forzado a mejorar y a ofrecer productos y servicios de mayor calidad a menor precio. Aunque por supuesto que no niego que el estado tenga cierta competencia a la hora de garantizar un mínimo a determinados sectores de la población de forma temporal.
        Otros también claman que gracias a este estado del bienestar hemos logrado este tremendo desarrollo social y económico en el último siglo y medio. Esto no se trata más que de otra falacia pues este desarrollo no fue aparejado al estado sino a pesar del estado.
          Desde que el estado moderno surgió no ha hecho más que crecer y crecer a costa de recortarnos libertad, es deber del ciudadano el hacerlo retroceder.